El gran día pasó, y yo todavía sin contarlo... Si es que no tengo perdón de Dios. Allá mi crónica de una carrera. De mi primera carrera. Hoy, en la primera parte, el mes de entrenamiento.
Como os conté cuando os dije que me había apuntado a la carrera, a un mes de la misma tenía que empezar a entrenar. Mi forma física no era ni mucho menos para correr 8 kilómetros, y había que ponerse las pilas. Eso sí, a mis compañeros ya les avisé de lo que había, para que no se llevaran a engaño.
Lo primero es lo primero: en la aplicación que utilizo para el móvil diseñé, el plan de entrenamiento, que seguí bastante bien, con una constancia inusitada hasta entonces para mí. Tenía una meta, no hacer el ridículo, y eso me empujó.
Y realmente día a día notaba los progresos pese a ser un plan no demasiado exigente: todos los entrenamientos empezaban y acababan con 5 minutos andando. Y la mayoría de ellos tenía una duración máxima de 30 minutos, lo que eran 20 corriendo.
Pero los domingos tocaba tirada larga, una hora de entrenamiento. Y eso fue lo más difícil, vencer la barrera psicológica de la primera tirada larga. Yo no creía que realmente, como le había dicho a la aplicación, fuera capaz de correr 20 minutos seguidos.
El ritmo... ¡ay, el ritmo! En los entrenamientos cortos la cosa pintaba bien. Un ritmo de unos 7 minutos por kilómetro (algunos 7 y pico, otros 6 y pico...). Así, calculé que en unos 7*8 = 56 minutos podría acabar la carrera. Y llegó la primera tirada larga, la que me tenía corriendo 50 minutos, la que me daría un concepto más real de la carrera... y a la alegría de haber aguantado tanto tiempo corriendo sin parar a andar, se unió la decepción: bajé a 8 minutos por kilómetro. Y en la otra tirada larga, más de 7:30... ¡Uf! Les recordé a mis compañeros que la cosa pintaba mal:
No me salté tantos, ¿no? |
Durante todo el mes me estuvieron animando. Durante todo el mes me estuvieron diciendo (runnerpapi incluído) que no es lo mismo entrenar que hacer una carrera. Miguel, el optimista, me dijo que bajaría a 6:30 por kilómetro... y yo no hacía más que pensar en la decepción que se llevarían todos el día D.
Me esforzaba, claro que me esforzaba, pero aún así siempre notaba dos cosas. Una, que nunca, en un entrenamiento, daba todo de mí. Creo que es miedo, miedo a que a medias me de la pájara y no poder volver, a quedarme por ahí tirada. El límite no lo alcancé nunca. Y la otra, quizá derivada de esta primera, es que no llegaba a donde quería llegar, sentía que no podría hacerlo...
La semana de antes, MiCoach me reservó entrenamientos suavecitos. El del día anterior tenía la vista puesta en la carrera, el miedo en el cuerpo, la adrenalina y los nervios a flor de piel... ¡había llegado el momento! Se había acabado el tomárselo a risa, el picar a Miguel y Pilar diciéndoles los días que había entrenado, el contarles el ritmo que había llevado. Mañana lo verían ellos con sus propios ojos. Lo sentirían en su propia piel.
La semana que viene os cuento el resto. Si me seguís en las redes sociales ya sabéis cómo acabó, pero os contaré el intríngulis, el durante. ¿Y vosotros? ¿Qué retos os habéis ido proponiendo y superando? ¿Habéis corrido alguna carrera?
¡Nos leemos!
Yo este año me propongo los 10km hacerlos bien y bajar de 60 minutos. Que la otra vez casi muero jajajja
ResponderEliminarYo también voy a hacer los 10k, espero terminarlos en menos de 65 minutos, ¿cómo lo ves?
Eliminarpues muy factible, si fuiste capaz de ir a 6.20 en la carrera, es mas que factible. Mucho ánimo!!
EliminarJijiji, esa runnermami!! Yo aplaudo a la gente que lo intenta, y lo consigue, me parece muy complicado.
ResponderEliminarEn realidad lo complicado es sólo sacar tiempo para entrenar. Pero eso es complicado en cualquier cosa que nos propongamos las madres, ¿no?
EliminarSi entrenas, es súper fácil, yo no pensaba poder hacerlo y mira...
Pedazo de entramiento!!! Hay q tener mucha fuerza de voluntad para cumplirlo, y tampoco te saltaste tanto!!
ResponderEliminarBien hecho!!
Muak!!
¡Gracias, maja! No me salté muchos por pundonor, no podía dejar que mis compañeros hicieran el ridículo... eso fue el aliciente para no dejar de entrenar e intentar una marca decente
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