miércoles, 17 de septiembre de 2014

Los niños de cuatro años

¡Buenos días!

Ya os adelantaba la semana pasada que hoy os contaría lo que nos dijo la tutora del Pitufo acerca de los niños de cuatro años y las estrategias que nos dio para tratarlos.


En general, a los cuatro años, los niños empiezan a socializar. Hasta ahora jugaban entre ellos pero de una manera un poco individual, cada uno hacía su juego y podía interactúar con los demás. A los cuatro años empiezan a jugar juntos de verdad, en grupo. A hacer juegos en los que cada uno tiene su rol.

Como consecuencia de esto, aparecen los primeros grupos de amigos. ¡Ojo! No es que vayan a hacer ahora los amigos de su vida (o sí). Pero empezarán a juntarse más con unos que con otros. Quizá en unos meses cambien los grupos, pero para ellos ya son más importantes unos niños que otros.

Así, aparecerán los primeros conflictos. Conflictos que resuelven de diferente manera los niños que las niñas (ojo, esto son generalidades, habrá niñas que resuelvan como niños y niños que se comporten como suelen hacer las niñas. Y ya nos dijo que seguramente nos iba a parecer sexista lo que decía, pero que es el comportamiento que ha observado e todos sus años de experiencia). Los niños discuten, explotan, puede que se peguen, y ya. Para las niñas un problema no se suele resolver tan fácilmente, buscan otras vías para alargarlo (como contarlo en casa y buscar la complicidad de los padres en contra de Menganita que "mira lo que me ha dicho y hecho").

Los grupos que forman los niños de esta edad empiezan a estar separados por sexos. De forma natural, los niños se van con los niños y las niñas con las niñas. Empiezan a demostrar interés por diferentes cosas. En los niños normalmente empieza el "juego a lo bruto", jugar a pelearse, empujones...

Así, una de las primeras pautas que nos dio fue hacer conscientes a los niños de su propia fuerza. Enseñarle que no se puede usar la fuerza con la misma intensidad con unas cosas que con otras (cito textualmente: "dejarles claro que no es lo mismo jugar a peleas con papá, que sé que la mayoría lo hacen, que hacerlo con sus amigos"). Se me ocurre (y esto ya es cosecha propia) que se le pueden presentar objetos de distintos materiales para que vea lo que ocurre cuando los presionan o les dan un golpe. Y dejarles claro que los niños son más frágiles que los adultos. Obviamente, no hay que fomentar el comportamiento agresivo, pero estamos hablando de niños que juegan con su fuerza, no de niños peleones.

Nunca, jamás, debemos "ponernos a su altura". No podemos entrar en el "yo tampoco te quiero" o en el "¿no me digas que te ha dicho eso Menganita, fíjate qué mala es". Si un niño nos dice "no te quiero" (doy fe de que ahora es la edad en la que empiezan a hacerlo) hay que contestarles la verdad: "yo siempre te quiero, aunque estés enfadado y ahora no quieras estar conmigo. Y cuando estoy enfadada también te quiero". Si una niña (repetimos, hablamos de niña por ser lo general) nos cuenta lo que le ha hecho Menganita debemos hacerle pensar en el origen del conflicto, decirle que probablemente se lo ha dicho porque en ese momento está enfadada y no pensaba bien lo que decía. No darle más vueltas ni más importancia, no hacer la pelota más grande.

Para ayudarles a desarrollar sus emociones, y que aprendan a canalizarlas correctamente, nos dijo que es muy importante cuidar los detalles. Que nunca falte el beso de buenos días o el de buenas noches, por cansados o enfadados que podamos estar. Que aunque nos enfademos nunca los miremos con cara de mucha rabia, porque ellos lo perciben de una manera muy intensa (hay que ponerse serios, pero no mirarles con rabia, esto les puede hacer pensar que los rechazamos). Siempre hablarles con cariño. Felicitarles por los logros, sin caer en la complacencia ni la permisividad.

Y sobre todo, que se sientan escuchados. Mejor no preguntarles qué han hecho en el cole. Crear un ambiente propicio para que estén tranquilos (a la hora del cuento, por ejemplo, o durante la cena) y contarles algo de nuestro día, que les pueda dar pie a contar ellos algo.

Respecto a las medidas de corrección que se deben aplicar sólo dio tres pautas. Que el mensaje sea conciso, no nos perdamos en explicaciones que no van a escuchar. Que sean en el momento de la falta (no vale un "cuando termine de hacer xxx voy a ir y te vas a enterar"). Que te miren a los ojos cuando les estés diciendo lo que está mal. Y luego añadió que es mejor no gritarles. Que nos vean serios, y firmes, pero mejor no gritar porque dejarán de escuchar en el minuto uno.

Y para terminar, nos dijo lo más importante. Abrazadles. Besadles. Cogedles en brazos. Jugad con ellos. Reíd con ellos. Volverles a abrazar. Besadles más veces. Aprovechad el momento, antes de que os deis cuenta no querrán tanto contacto físico con vosotros.

Imagino que nada de esto os resulta desconocido. ¿Tenéis algo que añadir? ¿Creéis que los niños de 4 años tienen, en general, alguna cosa que ella no nos comentara? ¿Conocéis alguna otra estrategia para tratarlos?

¡Nos leemos!

8 comentarios:

  1. Puuff los 4 años... tengo la sensación que me queda taaaaan lejos... solo recuerdo de esas, la cantidad exagerada que compraba de panties, porque Mm me rompía uno al día, jugando en el patio a los gatitos y perritos... y como me rompió un par de zapatos, tras par de zapatos. La verdad es que MM "explotó" a final de curso, pero no por motivos en el aula, sino por la llegada de BM (que eso es harina de otro costal).

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    1. Lo de los zapatos... mejor no lo comento. ¿Y has visto lo caros que son? Madre mía.

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  2. Creo que la profesora os ha dado unos consejos bastante buenos, la verdad. Muy lógicos, pero a veces no nos damos cuenta.
    Yo tengo que ponerme más dura en cuanto a los de los mensajes de corrección, no con Peque, si no conmigo, porque creo que le confundo. Eso y que le estamos educando entre demasiados, y cada uno con un criterio, desventajas de tener a la familia pegada.

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    1. Es una desventaja, sí. A mí a veces me pasa igual.

      Lo de ponerse a su altura es obvio, pero ¿quién no le ha dicho al niño "pues me da igual que no me cuentes xxx, no lo quiero saber"? Pues eso.

      Desde luego el objetivo que tenía cuando nos contó estas cosas en la reunión lo ha cumplido. Que pensemos en ella cuando hacemos esas cosas incorrectas... y así decidamos cambiarlas.

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  3. Muy interesante!! Volveré aquí cuando la mía cumpla 4...

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    1. Jeje, ¡aquí estaré esperando! La verdad es que parece una tontería, pero creo que el niño ha tenido más cambio de los tres a los cuatro que en cualquier periodo anterior... (bueno, vale, menos de cero a uno...)

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  4. Muy buenos consejos, aunque a mí aún me quedan un par de años para aplicarlos :))
    A propósito, ya sé que te sigo desde hace poco, pero te he nominado a un premio. Si te apetece recogerlo puedes pasar por mi blog.
    http://diariodeunamadredelsigloxxi.blogspot.com.es/

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    1. Hola!! ¡¡Disfruta de esos dos años que te quedan!! Y si estás en plena época de rabietas... respira hondo y piensa que pasarán.

      ¡¡Gracias por el premio!! Me pasé el mismo día que lo pusiste, pero desde el móvil y no pude comentar.

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