sábado, 30 de marzo de 2013

7 días, 7 sonrisas (XXX)

¡Buenas tardes de sábado!

Ya sé que os he faltado una semana, y que esta llego tarde... ¡pero aquí están las sonrisas!

VIERNES:
Fui al médico, y después de la prueba del azúcar me fui a desayunar. Pedí un café y una tostada, me dijeron que no hacían tostadas, que tendría que ser un cruasán a la plancha. Le contesté que no por ser alérgica al huevo. Así que me dijo que me hacía una tostada, y luego no me la cobró. Vamos, que si antes digo algo acerca de las alergias y la hostelería, antes se portan así de bien...

SÁBADO: Fuimos a comer al campo que tienen mis suegros. Mi suegro hace unas migas que te mueres, ¡como para no sonreír!. Además, un día de campo con el Pitufo... ¡anda que no se lo pasó bien ni nada!

DOMINGO: Vi a mi hermana Ana, la viajera, por primera vez desde febrero de 2012. Acaba de volver de su viaje. ¡Otro motivo importante para sonreír!

LUNES: Pasamos la tarde el Pitufo y yo en casa de mis padres. Cuando yo ya me iba, me dice que se quiere quedar a dormir. Le digo que me parece bien, pero que se acuerde de que luego no estaré por la noche. Y me dice como si yo fuera un niño pequeño y él un adulto... "Tranquiiiila, mamáaaa, que no lloraréeeeeeee"

MARTES: S.E. fue a llevar los papeles para la matrícula en la guardería de la polvorilla. Y le dijeron que es muy poco probable que no entre. ¡Bien!

MIÉRCOLES: La perspectiva de cuatro días de fiesta hizo que el miércoles fuera más relajado en el trabajo. Ambiente distendido, y las habituales "quemadas" entre Nuria y yo que nos hacen los días más entretenidos.

JUEVES: Fuimos por la tarde a ver a la abuela, que se quedó sola porque mi padre y hermanos se marcharon a Calanda. Ella por la noche iba a ver procesiones, así que el Pitufo, que no pierde detalle, en cuanto se olió que nos íbamos nosotros a casa volvió a decirme que se quedaba con la abuela a dormir, que no iba a llorar. ¡Menuda cara de felicidad cuando la abuela lo abrigó para salir por la noche a ver los tambores y los bombos!

¿Habéis sonreído vosotros esta semana? ¿Qué es lo que más os ha hecho sonreír?

¡Nos leemos!


¡Copia la cadena de sonrisas en tu blog!

miércoles, 20 de marzo de 2013

Alergias

Hace unos días, cuando ya estaba pensando en escribir esta entrada, salió en Twitter el tema de las alergias alimenticias. No pude dejar de pensar en cómo han cambiado las cosas en este sentido desde que nosotros éramos niños...

Ahora, si un bebé que sólo toma pecho (¡sólo pecho!) está malito bastante a menudo de la tripa, o come mal, enseguida le dicen a la madre que puede ser una alergia. Y que ella tiene que eliminar de su dieta determinados alimentos para impedir que lleguen al niño. No digamos ya si es un niño que come de todo. Nos hacen introducir los alimentos uno a uno y separados varios días unos de otros para poder estar atentos a las reacciones que les producen.

Veréis, yo de pequeña comía muy mal. Sí es verdad que cuando empecé a tomar biberón me detectaron una intolerancia a la lactosa que hacía que mis padres tuvieran que irse al quinto pino a comprar la leche de mi biberón, que además les salía por un ojo de la cara.

A partir de ahí, nada más. Nunca nadie pensó que quizá yo comía mal porque me sentaba mal la comida. Porque siempre estaba con el estómago resentido por el daño que me hacía la comida.

Y es que yo pasaba una una hora entera para comerme una tortilla francesa. Y no me gustaba el huevo frito, ni la mayonesa, ni los huevos pasados por agua. Recuerdo que una vez, comiendo unos espárragos con mayonesa, me quejé porque no quería la mayonesa, ya que “picaba”. Y la respuesta fue que “no digas tonterías. Lo que pica es el alioli, y esto es mayonesa. No lleva ajo, no pica”. Y me lo comí.

¿Habéis observado qué tienen en común casi todos esos alimentos? El huevo crudo. Con el tiempo los toleraba. Seguí sin ser buena comedora, pero comía de todo. Supongo que el cuerpo se hizo a recibir el huevo.

Tenía unos 20 años cuando me recomendaron una mascarilla hecha con clara de huevo para rizarme el pelo. Por cierto que la recomiendo, las bates hasta dejarlas casi como a punto de nieve y la aplicas como si fuera espuma del pelo. Yo tengo el pelo muy tieso y me lo rizó, así que funciona.

Bueno, a lo que iba. El caso es que me hice la mascarilla y se me enrojeció el cuero cabelludo. Se me irritaron los ojos. Me lloraban. Y, si he de decir la verdad, no lo achaqué a la mascarilla, qué queréis que os diga. Unos meses más tarde cuando comía tortilla me picaba el paladar. Era una sensación muy desagradable que sucedía cada vez que comía cualquier cosa con huevo... Y fui al alergólogo. Que detectó que yo sufría una fuerte alergia al huevo. Una alergia muy fuerte. Posteriormente me detectaron alergia a toda la carne (sí, toda) y al plátano y al kiwi.

A partir de ahí lo eliminé de la dieta. No tan radicalmente como se les hace a los niños, todo hay que decirlo. Yo como cosas que “contienen trazas de huevo” y no he tenido que dejar de comer las cosas que tienen los conservantes prohibidos, por lo que tengo que estar pendiente del etiquetado de los alimentos, pero no tanto como las mamás de los niños alérgicos. No tengo que estar pendientes de las “E” que tienen cualquier cosa que compro. Con el tiempo tolero de nuevo las carnes. Plátano y kiwi no, pero eso es más fácil de eliminar.

Pero... no todo podía ser bueno. Quizá esta dieta que no está totalmente exenta al comer trazas y derivados es lo que hace que a cada prueba que me hacen la alergia haya crecido. Y que cada ingesta accidental sea peor que la anterior...

Y el problema no es sólo la alergia, es que la gente no se lo toma en serio (aunque he de decir que esto está cambiando poco a poco). Dices que eres alérgico, que te saquen una ensalada sin huevo duro y te la sacan con huevo duro. Dices que por favor, la has pedido sin huevo, y recalcas que eres alérgica, y se la llevan a la cocina y te sacan la misma. ¡La misma! Con lo restos de yema por encima de la lechuga. Te indignas, y te miran como si fueras la clienta más pesada que han tenido nunca.

Pides una tapa sin huevo, porque eres alérgica, y le ponen mayonesa por encima, sin preguntar, al terminar de calentarla. O, como me pasó en Inglaterra (ojo, no fue fruto de mi nivel de inglés, porque íbamos con un amigo que lleva años viviendo allí), que preguntas mil veces si están seguros de la respuesta que te han dado sobre el postre, y... te acaba dando una reacción que hace que termines en urgencias.

Por no hablar de que tienes que estar pendiente del etiquetado siempre. Siempre. Porque la receta de las cosas que comes habitualmente puede cambiar varias veces en pocos años. Ahora tiene huevo, ahora no. Ahora puedes comer estas galletas, ahora no... En fin, un sinvivir.

Y no me imagino las madres de los niños alérgicos. Porque yo tengo conocimiento para rechazar algo que me ofrecen y del que no sé la composición. Puedo estar pendiente de lo que como en cada momento y en cada lugar. Pero los niños no. Esa responsabilidad cae en sus madres, que no pueden estar 24 horas al día con ellos. Y eso lo hace todo más difícil. Así que mi admiración para ellas

Algunas, como la creadora de esta página explican mucho mejor que yo el problema de sufrir una alergia alimentaria. De que la sufra tu hijo.

viernes, 15 de marzo de 2013

7 días, 7 sonrisas (XXIX)

¡Buenos días!

Esta semana he tenido muchas sonrisas 2.0...,

VIERNES:
De compras con mis chicos. ¡Comprando para mí! Las madres sabéis que eso es un lujo asiático, pero es que además luego lo pasamos genial merendando y subiéndonos en el trenecito que recorre la galería comercial.

SÁBADO: Visita al mercado con el Pitufo. Hace unos años que vamos, siempre a los mismos puestos, ¡y les encanta que llevemos al Pitufo! Hace mucho que iba S.E. solo y nosotros nos quedábamos en casa... Oye, que salió de allí almorzadito... 5 langostinos, una mandarina y media docena de fresas fue su particular recaudación. ¡Y porque la carnicera no tiene nada que se pueda comer allí mismo!

DOMINGO: Salimos a dar un paseo S.E., Pitufo y yo.... ¡Y nos cayó una tromba de agua encima que no veáis! Dimos la vuelta, sí... pero para coger el paraguas y volver a salir. ¡Un chaparrón no amarga nuestra tarde de domingo! Al final pudimos hasta parar a jugar al balón un rato. Y compramos unos churros que nos comimos bien a gusto al volver a casa.

LUNES: ¡Empezar la semana con un premio mola mil! Y así la empecé yo, que gané el concurso de mi amiga Desmadreando por su cumpleblog. De nuevo ¡gracias al jurado! ¡Hola, culete!

MARTES: Para continuar con los premios por cumpleblogs, también gané uno en el de La Niña Sin Nombre, esta vez me acompañó la suerte en el sorteo que había organizado.

MIÉRCOLES: ¿Veis como el 2.0 me ha dado muchas sonrisas? El miércoles La Madre Novata me hizo un guiño en su post sobre las cremas del culete. ¡Lo que me hizo reír!

JUEVES: Empezamos el jueves con unas risas con la jefa, a cuenta de la mala suerte que tenemos con las chicas que se supone vienen de prácticas y luego por diversas razones acaban por no venir... ¡Da gusto poder decirle a tu jefa “Pero ¿qué les haces?” con buen rollo y sabiendo que lo va a tomar así... Tontadas como ésta me hacen darme cuenta de que tengo mucha suerte con este trabajo, la verdad, aún con las cosas malas que tiene, que también las hay.

¿Qué tal vosotros? ¿Habéis sonreído?

¡Nos leemos!


¡Copia la cadena de sonrisas en tu blog!

lunes, 11 de marzo de 2013

7 días, 7 sonrisas (XVIII)

¡Buenos días!

He faltado a nuestra cita del viernes... ¡Aquí os dejo las sonrisas que tenía que haber publicado entonces!

VIERNES:
Comida con mi amiga Nuria, siempre es motivo de muuchas sonrisas, y risas. Unas horitas de desconexión, y ¡es genial ver cómo se lleva con el Pitufo!

SÁBADO: Fuimos a cenar con el Pitufo fuera. Pedimos unas papas bravas y le pusimos a él ketchup, diciéndole que no untara "el otro tomate" que pica mucho, mucho. Al final untó, claro. Se sacó la patata de la boca, y cuando yo ya estaba otra vez a lo mío me dice ¡Mamá, que pica mucho! ¿No me curas?

DOMINGO: Sentada en el sofá con el Pitufo, me levanta la camiseta y me empieza a acariciar con su peluche favorito. Al cabo de un momento, le dice al muñeco ¡Oye, Costi, quita de ahí, que es mi hermano!

LUNES: Al salir de la guardería, y como hacía buen día, lo primero que dijo fue Oye, mamá, como hase muy buen día hoy sí que podemos ir al palque a jugar con mis amigos R, I, y N, ¿verdad?. ¡Cómo negarse!

MARTES: Levantarse de la cama con un ¡Buenos días, princesita! dedicado por tu hijo de dos años no tiene precio...

MIÉRCOLES: Fui a comprar Nocilla, no era para nosotros. Me pregunta que para qué es "ese bote de chocolate" y cuando le digo que es para una amiga me dice que si lo puede abrir para probarlo: No, hijo, ¿cómo se lo voy a dar abierto? - ¡Oye, mamá! ¡Que hay que compartir! ¡Lo compartimos con tu amiga!.

JUEVES: ¡Guapa! me dijeron mis dos chicos por la mañana al levantarme. ¿Veis por qué estoy siempre sonriendo? ¡Son los mejores!

¿Habéis tenido una buena semana? ¿Me contáis qué os hace sonreír?

¡Nos leemos!


¡Copia la cadena de sonrisas en tu blog!

viernes, 1 de marzo de 2013

7 días, 7 sonrisas (XXVII)

¡Buenas tardes!

Llevo una semana de locura, pero gracias a mi S.E. que me está dejando una horilla de libertad antes de irse a entrenar, aquí os traigo las sonrisas de esta semana. ¡No dejéis nunca de sonreír!

VIERNES:
Aprovechando que llevaba un par de días lloviendo y que justo al salir de la guardería hacía un ratito que había dejado de llover, le puse las botas de agua y nos fuimos... ¡A saltar en los charcos! ¡Se lo pasó bomba!.

SÁBADO: No me acuerdo qué quería hacer el Pitufo, ni qué fue lo que pasó para que se le torcieran los planes... el caso es que cuando se le torcieron de repente suelta "Pues vaya faena no poder hacerlo".

DOMINGO: Fuimos a casa de unos tíos de mi S.E., era el cumpleaños de su primo. El Pitufo estuvo por primera vez en su vida cerca de un perro (sin ser en la calle, claro) y su reacción fue muy divertida. Estaba entre fascinado y asustado al tiempo.

LUNES: S.E. me pregunta de lejos "cómo va el pequeño", refiriéndose al su netbook, al que le estábamos haciendo labores de mantenimiento y llevaba unas cuantas horas liberando espacio en disco. El Pitufo, que estaba cenando conmigo, contesta. "Bien, papi. Pero soy mayor"

MARTES: El Pitufo pasó la tarde en casa de mis padres, y fui a buscarlo después del médico. Cuando le digo que nos tenemos que ir me dice "Yo me quedo. Mañana me lleva el abuelo al cole. Adiós, mamá"

MIÉRCOLES: Recogí un netbook reprecioso color rosa que había comprado el día anterior en el curro... ¡Taaaan bonitoooo!

JUEVES: S.E. y yo íbamos por la tarde a visitar el cole al que queremos llevar al Pitufo. Así que él se quedaba en casa de los abuelos por la tarde otra vez. El abuelo tenía que ir a buscarlo al cole, así que para que durmiera la siesta tenía que llevarse el chupete y su muñeco. Claro, tras la historia de la semana pasada se negaba a llevarlo, y su padre lo convenció... Pero lo primero que hizo al llegar a la guarde fue ir a la seño y decirle "Ana, no me digas nada. Hoy llevo el tete porque después voy a casa de los abuelos y tengo que dormir la siesta". Así, curándose en salud.

¡Nos leemos!

¡Copia la cadena de sonrisas en tu blog!